20.5.14

Estado de Vacaciones

Desde el primer año de facultad, el fenómeno de la desaparición progresiva de la voluntad de trabajo desde más o menos abril hasta el curso siguiente no ha dejado de sorprenderme. En las semanas con una carga mayor de curro (por congresos, por exámenes, por entregas), la voluntad abandona el cuerpo y los cuerpos el campus, despoblando el territorio conocido si no es para pasar los ratos en el césped, al sol.

No diría que es una enfermedad sino un estado del ánimo y la cabeza que un día te hace darte cuenta de que ya está, se acabó, has alcanzado tus límites de conocimiento y pensamiento reglado por año y de pronto sólo quieres dedicarte a tus labores y, desde luego, hacerlo lejos del recinto universitario. Lo malo es que por lo menos hasta finales de junio a todo el mundo (profesorado incluido, me temo) le toca disimular.

Este año me he descubierto pensando que lo que me acecha a la vuelta de un domingo de terracitas y sol no es exactamente el Estado de Vacaciones sino el Estado de Viaje. Y no parece transitorio. Una alerta, una sensación sólo en parte física de que he entrado en un movimiento permanente, en una itinerancia contra la que no hay resistencia que oponer. Si acaso, cierta negociación para el reposo en las fronteras.

Y aunque vacaciones y viaje, como estados del cuerpo y la mente, no tendrían por qué parecerse mucho, hay un resquicio pequeño en el que se cruzan que tiene que ver con la incertidumbre. De las vacaciones me gusta abandonar la planificación. El Estado de Viaje, en muchas ocasiones, la socava o la impide. Así que de ambas formas me encuentro dejándome vivir por los acontecimientos más inmediatos, sean el hambre, el sueño o la imposibilidad de controlar otras contingencias.

Por eso este año han aparecido ambos a la vez después de un fin de semana con cena que avanza las que favorece el buen tiempo, ratos tranquilos en casa, sol para sacar a pasear un vestido de verano. Para la parte del trabajo no es del todo una buena noticia, aunque son diez años de entrenamiento para poner la mente en automático y olvidarse de todo lo demás; para la parte de vida el arranque de la temporada no podría ser mejor. Viaje. Precipicio. Trapecio.

Cena chez Paraguas







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