16.8.14

Lo nuevo circular

#northern exposure

El pensamiento racional es lineal. El del cuerpo, cíclico. Lo segundo se olvida si se pierde la costumbre de pararse a estallar de vez en cuando. No hablo de caos, hablo de consumir un ciclo, ser consciente de que para su continua renovación, la vida requiere todos los estados. Empujar la piedra de Sísifo con ahínco virgen ante cada/ la misma montaña.

Pero el pensamiento del cuerpo es cíclico. No se trata de llevar heridas, cicatrices, daños. La memoria de la carne no funciona de esa manera. Es una película en la piel, un nuevo estado, un cuerpo nuevo. Cada giro, cada vuelta, ser la misma persona y distinta. Detenerse a estallar es dejar que el cuerpo vuelva a situarse, se deje ser, sienta, nuevo y distinto también.

Que las marcas en el cuerpo no sean mácula. Que sean también el cuerpo. Que no puedan distinguirse como excepción o alerta, que nos vistan y sean parte sin ser brecha o alarma, siendo nada más lo que somos, la carne que tenemos, la suma de dicha y dificultad, la certeza de lo precario en la luz, del instante poderoso de la luz.

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